Durante la bonanza petrolera
que precedió a la nacionalización (estatización de la industria petrolera), en
los años 70, llegamos a tener ingresos petroleros de más de 3.000 dólares per cápita,
situación que motivo entre otras cosas, adelantar la reversión petrolera, y con
euforia nacionalista el país la decisión de
transformar al Estado de administrador del recurso en el subsuelo, a
empresario del petróleo.
El consenso de los expertos
entonces era de un crecimiento indetenible del precio del petróleo (se llegó a hablar de petróleo a $100) y de
riquezas sin límite. Pero el espejismo duró poco, y Venezuela y sus socios de
la OPEP, en un intento suicida por mantenerse en el sueño, destruyeron su
capacidad de producción y abandonaron sus mercados. Venezuela redujo su
capacidad de exportación en el lapso de una década en casi 2 millones de barriles/día, sacrificio
que sin embargo no detuvo la irremediable caída de los precios.
Consecuencias
de la nacionalización petrolera
El doctor Juan Pablo Pérez Alfonzo,
señalo los siguientes aspectos negativos, que sobrevinieron a la nacionalización
petrolera:
1. Disminución
del potencial productivo petrolero del país a pesar de que habían aumentado las
inversiones destinadas a reforzar la producción.
2. Disminución
de las reservas probadas, a pesar de haber aumentado las inversiones en exploración
para descubrir más petróleo.
3. Baja del
ingreso fiscal petrolero con respecto al que se recibía antes de la nacionalización.
4. Denuncia,
además, una serie de proyecciones, como el cambio del patrón, de refinamiento y
la explotación de la faja petrolífera del Orinoco, con costos muy superiores al
que se pagó por la nacionalización, sin que exista una plena justificación de
dichos gastos.
5. Señalo,
finalmente, que ya para 1978 se habían desembolsado por conceptos de los
llamados “convenios de asistencia técnica” valores iguales a los pagados por
toda la industria petrolera por concepto de indemnización.
Fuentes:
Arias, A. (1999). Historia
moderna y contemporánea de Venezuela. Caracas, Venezuela: Editorial Romor.
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